Valle de Angón

Paisaje alpino

Vista de Angón desde El Cuetu, a la entrada del valle. Imagen: G.B.

"Qué verdes son aún mis valles"

Gonzalo Barrena

Amieva es lo pequeño en el conjunto de la comarca, y queda a un lado. Por eso no sufre la pisada de las masas y sus tierras permanecen relativamente desconocidas: sólo dan ocio a los emigrantes. En sus pueblos y caseríos más altos van mermando los vecinos y sólo conocen cierto resurgir cuando los nietos de la comarca vuelven a poner voz en les caleyes. Es uno de tantos ejemplos de las asturias extremas, en las que el hombre va dejando sitio a la pura naturaleza.

Por eso abunda la clorofila y los valles pueden salir en las películas. ¿Conoces el de Angón?. ¿No ?. Pues cierra esta página, no pierdas más tiempo y coge el coche que te lleve hasta él. Cuando llegues, vuelve a abrir estos papeles y fíjate en el murallón inmenso que flanquea, por el norte, el curso del río. Es el Dobra. Justo encima está Ordiales, el sitio en el que quiso enterrarse Pedro Pidal, el marqués, un notable de Villaviciosa que, casi a punta de escopeta, promovió la creación en 1918 del Parque Nacional de Covadonga.

El valle de Angón es un lugar “diez”. Si miras a la peña, desde abajo, desde fuera, es posible que tengas sensación  de extramuros. El verde de los praos, los techos rojos, la piedra y la geometría fractal de las cerraduras te colocan en uno de los mundos. El otro, el de la peña abrasada por el hielo, el que está hecho de aristas por todas partes y no perdona, comienza por el suroeste de la pradería.

Estos suelos, altos pero no tanto, constituyen el pasto de entretiempo para los rebaños. La primavera y el otoño son amables en sus cotas y el ganado agradece la parada. Los cencerros suenan contra el paré  de caliza con un timbre especial, irremediablemente bucólico. Sólo lo interrumpen, en las épocas de deshielo, las cembas de nieve: al caer, sobrecogen con un ruido sordo la vallina.

En la cabecera del valle, una central hidroeléctrica de las de antes fabrica luz aprovechando las tajaduras del Dobra. El tiempo hizo su labor y no resulta fea la infraestructura. La presa de la que se nutre el salto, en La Jocica, dos kilómetros más arriba, podría servir como exterior a cualquier película de entreguerras. La angostura del embalse, su frialdad oscura y la ingeniería fósil de los hormigones transportan; y,  en su soledad, una estética de barón rojo permite viajar a las épocas de los uniformes.

Esto es Angón, Amieva. Pero también podría serlo el Xaúbu o todo el cauce del Toneyu, que recorre la Senda del Arcediano. El clérigo aquel que dio nombre al sendero, empedrado a lo romano en parte, recorría desde Villaviciosa a Sahagún el camino de la Meseta. Aún no había carretera ni paso siquiera por el desfiladero del Beyu, en dirección a Castilla. Ahora, lo menudean los excursionistas.

El valle de Angón

Amplio valle de formación glaciar, situado al pie del murallón de Ordiales y en las estribaciones de los Picos de Europa. Sus suelos pertenecen al concejo y parroquia de Amieva, cuyo ganado los aprovecha como pastizales intermedios y su altitud ronda los 800 metros.

De norte a sur, lo vertebra longitudinalmente el curso medio del río Dobra y, en su conjunto, constituye uno de los elementos más importantes del patrimonio natural del concejo, tanto por la importancia de sus pastos, como por el valor que adquiere para los descubridores de paisaje.

Al lugar se accede a través de una pista cementada que arranca desde el pueblo de Amieva y discurre durante dos o tres kilómetros hasta la portilla que abre su entrada, conocida por su mismo nombre y ante la que se bifurca el camino. El “ramal” de la derecha, practicable a pie, forma parte de los últimos tramos de La Senda del Arcediano; y el que continua de frente, descendiendo, es el que conduce hasta el mismo Valle de Angón. A su término, se encuentra una pequeña central hidroeléctrica conocida con el nombre de El Restañu, construida en los años cincuenta, que aprovecha las aguas del Dobra a su paso.

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Comienzo del recorrido por el valle. Imagen: G.B.

DATOS DEL LUGAR

•Recorrido: 2 kilómetros, casi llanos

•Duración: una hora entre ida y vuelta desde el comienzo del valle

•Inicio: El Cuetu Angón, a 4 km. desde el pueblo de Amieva (Amieva, Asturias)

•Fin: Central de El Restañu, a dos kilómetros escasos desde el comienzo. El camino puede continuarse buen rato sin dificultad alguna. Una hora después, subiendo ya por la misma pista que se lleva, aparece la presa de La Jocica.

 

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